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- MORROPON
EL CASERÍO DE PIEDRA DEL TORO
(LEYENDA)
Roque Benavente Peña
Tiene un nombre diferente, algo extraño. Nadie sabe porque se quedó
con este nombre. Ninguno de los que por ahí vivieron hubiera querido que se
llamara así ese caserío, que ahora va creciendo como el verdor de los cerros en
tiempo de lluvia.
Fue una noche del 22 de febrero del año 1982. Éramos un grupo de
parientes, primos, hermanos, todos nietos del abuelito Miguel Peña Jiménez. Nos
dirigimos a su casa. La llamaban “la casa de los mayores”, nos reunimos para
que nos contara la historia del nombre del caserío que tantas interrogantes nos
producía.
Vivia desde sus años mozos en este caserío el abuelito Miguel, en una
chocita de palitos, hoy de adobe y tejas rojas, quebradas por el tiempo y las
lluvias. Fue una de las primeras casitas que a la vera de la carretera iban
creciendo, rodeada de vecinos, muchos de ellos descendientes o parientes de
este tronco añoso que llegó a vivir noventa años y murió como los árboles,
siempre pegado a su tierra, es atierra que defendió con bravura en tiempos de
los gamonales. Rodeado de sus nietos e hijos saboreaba una taza de yerba luisa.
Su frente se fijaba en el agujero del techo, que año tras año se iba haciendo
claraboya. Calmado, pensativo, parecía trasportar su mente hacía tiempo pasados
y revolvía la memoria. Aclaró su garganta gastada por los hechos con las hojas
de tabaco que él mismo sembraba en su “rozo” con esas manos suyas llenas de
tiempo y trabajo campesino.
Queríamos que empezara la historia. Ahítos de la espera nos acercamos
a su calor de abuelo. Llamó a la mamá Juana, su compañera de toda la vida, para
que le trajera la candela. Encendió el cigarro y con fruición dio la primera
chupada y, mientras de su nariz salía el humo dio comienzo a su historia:
- Cuentan, queridos nietos, que todo empezó hace muchos, muchísimos
años, cuando estos lugares eran gobernados por los gamonales, dueños de las
haciendas cercanas. Una de ellas fue de Don Urpiano López, quedaba en al aparte
baja o sea de la quebrada de Chililique para abajo, y la otra de don Castro, de
la quebrada para arribita. Justo por esos tiempos llegó a estos lugares un
señor de Jacanacas, cuyo nombre no recuerdo, en busca de trabajo, hombre enjuto
y huesudo, alto, blanco, con una hija señorita muy hermosa de cabellos largos y
amarillos como la paja de arroz. Don Castro no le dio trabajo y siguió al fundo
de don Urpiano López. Este si lo ocupó como peón para labrar sus tierras y a su
señorita hija, aun niña, para que pastara el ganado.
Hizo una pausa para chupar su cigarro y continuó.
- Cuentan también que don Urpiano no era un buen cristiano porque toda
la fortuna que había cumulado fue conseguida a base de un pacto con el demonio,
pacto firmado en la quebrada de Chililique con el “Chunún”, uno de los demonios
más poderosos de la región. El pacto consistía en el “Chunún” le daría mucha
fortuna a cambio de que don Urpiano, por una sola vez a l año, se convirtiera
en cocha negra, de tetas muy grandes y filudos colmillos y fuera por la noche a
la quebrada para los aquelarres del “Chunún”. La hija del peón, que le decían
“la blanca”, todos los días pasteaba el ganado desde tempranas horas, por las
tardes lo llevaba a tomar agua al río para luego retornar a la hacienda. Pero
todo estaba escrito en lo apocalíptico de la vida y ello debía de cumplirse…
Fue así que un día sucedió, justo el día de la adoración al “Chunún”,
a la niña “blanca” se le pierde un toro que se dispersó del rebaño y ella salió
en su búsqueda.
El hacendado, ya convertido en cocha negra, va a cumplir lo pactado
con el demonio y empieza su danza macabra de alabanza al son de una música infernal.
Cuando la niña llegó a la quebrada en busca del toro, se llevó el susto más
grande de su vida. Temerosa, se ocultó en un chopo desde donde podía ver muy
bien la ceremonia macabra. El demonio “Chunún” estaba postrado en un higuerón,
mientras la cocha negra danzaba a su alrededor, acompañada por muchos demonios,
cachudos unos y otros lampiños. Una gran fogata que parecía consumir toda la
cristalina agua de la quebrada se convertía en llamas que se elevaban y
llegaban hasta el mismo trono del “Chunún”, quien danzaba en medio, macabra y
cadenciosamente. De pronto el “Chunún” fijó sus ojos rojos y relampagueantes en
la figura de la niña y poco a poco la fue envolviendo en una llama azulada. Dos
de sus demonios la condujeron hasta el trono. Detrás de este pastaba el toro
perdido e igualmente hechizado. El “Chunún” la hizo su esposa y desde entonces,
todas las noches de luna llena, se ve a la hermosa mujer de largos cabellos
rubios que cubren su rostro y cuerpo totalmente desnudo; y a su lado un
gigantesco toro negro azabache en cuyas ancas escapa cada vez que la miran.
Muchas fueron las personas que la vieron bañarse en las lagunas del río La
Gallega, en noches de luna llena, cantando tristes melodías.
La noticia de la “Chununa diablesca”, rubia reina de la quebrada,
llegó hasta Piura. Lo cierto es que un día pasó por aquí una caravana de
frailes y juntaron a los que por ahí vivían. Este grupo de personas, todos
armados de cristos, cruces, santos y rosarios, exorcizaron al alma maligna que
por ahí rondaba. Fue así que un 24 de diciembre de 1921, en acción ya prevista
por los frailes pollerudos, esperaron la noche de luna llena y se trasladaron a
la quebrada. Iban cantando canciones mágicas de plenilunio y otras músicas de
santos, gritando salves y aleluyas y orando mucho. Todos parecían estar seguros
de acabar con la diableza, pero en el fondo todos llevan la señal de la muerte
en sus frentes. Una vez que el grupo llegó a la quebrada, estuvo largo rato
esperando a la pequeña diablita rubia, en el momento que se disponían a
regresar, apareció montada en su toro negro azabache, justo debajo de la piedra
en que estaban sentados. Al presenciar esta mágica escena, muchos del grupo
cayeron desmayados y echando espuma por la boca. Cuentan que en el momento que
la diableza iba a escapar al galope, montada en su toro negro, el Párroco don
Manuel echó la jarra de agua bendita en la cabeza del toro.
El resto de gentes, ya repuestas del susto, aprovecharon el
desconcierto del hechizo y le arrojaron rosarios y cruces. Un rosario se
engarzó en el cacho derecho del toro negro. En ese momento parecía retumbar la
tierra. Los gritos de la “Chununa” se confundían con las baladas del toro y la
música infernal y los aleluyas, mientras que la voz del “Chunún” emanaba de la
quebrada. Poco a poco se fue tornando roja la mirada de la diableza, brillaban
sus colmillos de rabia, Al mismo tiempo el toro se iba envolviendo en llamas y
empezó a correr en dirección al caserío, las llamas ya habían hecho presa de
los demonios. El toro ya no pudo correr más y, cayendo a la entrada del
pueblito, se convirtió en un gran hoguera que todos trataban de apagar con
baldes de agua bendita. A medida que las llamas iban cediendo quedó un
gigantesco trozo de carbón, este quedó convertido en una enorme piedra con la
figura bien grabada del toro.
Por esta diabólica piedra se le conoce a este caserío como “La Piedra
del Toro”.
Y los nietos preguntamos:
- ¿Y la diableza abuelito?
Respondió
- Ese es otro cuento
Uno de nosotros dijo:
- Que lastima, no alcanzamos a ver a la diablita blanca, rubia y de
largos cabellos.
Este caserío queda a seis kilómetros de la carretera Morropón-
Chalaco. Pero lo más curioso es que cuando el gobierno mandó a construir la
carretera, por donde está la piedra con la figura del toro, ni siquiera, dicen
pudo hacerla volar la dinamita.
Han pasado muchos años, como dijo el abuelo y aún se conserva la
figura en dicha piedra. Muchos aseguran que debajo de ella hay un gran tesoro.
- Por favor, no la vayan a destruir… y a lo mejor ni se deja.
- 7:46
- MORROPON
“LA VENA DE ORO”
(LEYENDA)
Pedro Miguel Alvarado Merino
- Apúrate muchacha machona quiandas como una mesma loca agarrando
flores de overal y silvando como la chisca por chisco....!arreya que yas la
oración y el maldito Cura Cabeza Mocha empieza a charnos la sombra encima….
- Ay mama Chavela, siempre tu jodiendo el alma cuando mas contenta me
pongo…
- Pero que no ves bandida, que ya cantó el chilalo y tuavía no podemos
bajar del cerro conla lecha… ¡ándale pronto mujer, que no demoran en comienzar
la conversación entre este encantao del cerro de la Cruz con el malerazo del
Maray y el asesino del Pilán….
- Gua mi mama, como ella nua ido a la escuela de las letras de don
Carmen, no saben que los cerros nunca jablan, que son mudos y que la crucecita
del cerro la puso el cura para quitarle los encantos…
- Muchacha cojuda, como toavía estar creyendo en los maestros, creyes
ques mentira… ¡anda, anda, vamos que ya se ven los faroles encendidos por el
negro Cesario en el pueblo
- Gueno mama,vamos ya… peronome digas que los cerros van a blar,
porque si no me quedo aunque seya solita solita pa’ oilos.
- Esas son mañas tuyas para quedarte con el zambo Zucumbo que te busca
como perro enlunao…
- Mama, por la virgencita del Carmen, no meche guano, que ese zambo
solo es guaraguas y nada más… nunca habla en serio…
Ya noche cuando a las faldas del cerro dela Cruz, madre e hija bajan
con sendos tercios de leña y sostienen su diálogo de misterios, mañas y
amoríos…
- Pero mama… con tu perdón, pero tu me dices si no sabes quien es mi
taita…
- Te callas o te agarro a palos por faltarme el respeto y recordar al
almita del marido queme dejó preñada por ir a la guerra con esos monos
Las nubes se han cargado y el trueno retumba:
¡broooooooooommmmmmmmmmmm¡
- Ves bandidaza por jablar mal de los encantaos cerros, te oyeron y
empiezan a jablar muy juerte y agora que irán a decirse el Maray, este Cerro de
la Cruz y el Pilán de lo que tu no les crees… ellos jablan por debajo de una
vena de oro que es hilo brillante y así acuerdan sus trabajos pa’ todos los que
vivimos en las Pampas de Moskalá… ¡Dios bendito que ni acuerden llevarte a sus
barrigotas por estar dudando de ellos!.
- Jay mama, mi mamita, yo si quiero que me encanten y me lleven pa’
vivir es esos hermosos jardines que tienen en el centro de cada uno…
Están llegando a las primeras casitas de la calle de Los Ángeles,
cuando la lluvia es torrencial y los truenos se han hecho más continuos y
retumbantes.
- Ya vez bandida, ellos ya están jablando por su vena de oro y ojala
que acuerden un buen marido pa’ vos ahora con la cosecha del arroz gallareta es
gueno por crecedero y el agua pa’ los churritos nacidos
- ¿Qué mama… osté quiere un churrito nieto de mi?
- Ya calla el ocico y anda duerme pronto antes que te manden un rayo
por trevida y alocada como urraca…
- Pero mama… si yo quiero hablar con ellos también por su vena de oro…
- Acuéstate, antes sacude los sacos y reza a San Brígido pa’ que te
ayude bandida a ser mas quieta…
Persistente la lluvia y la tempestad, continuaron en toda la noche y
el amanecer. Ña Chavela rendida por el duro trabajo del día quedó “seca”, bien
dormida.
La moza aprovechó el sueño de la madre y arropada con suadero del
burro blanco, salió de la choza y regresó a la falda del Cerro de la Cruz,
donde el zambo Zucumbo la esperaba tiritando de frío con la ropa mojada y
temblando de emoción al ver a su zamba Demetrio.
- Yo creyiba que tu mama Chavela teavía encerrao, justo cuando los
cerros empezaron a jablar y a decirme que te espere aquí donde empezó a
retumbar el trueno.
- Es que te querro mucho, mi zambo loco, y mi vena de oro, me dijo que
tú eras mi dueño… cuando me salía cayadito, mi mama soñaba diciendo: - Curita
cabeza mocha, corta esa vena de oro, porque la bandida de la Demetrio va a
regresar a jablar con el carate . – Es quella se olvidó que:
La leyenda y el amor
en el pueblo no tienen fin
por ser de oro esa flor
hermosa como el jazmín.
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